Hace unos años atrás recibí una beca para estudiar un semestre de Erasmus en Alemania, en la ciudad de Düsseldorf. Fue una experiencia corta pero intensa, llena de anécdotas y aprendizajes que nunca olvidaré por el resto de mis días.
La llegada en tren
A eso de las 10 de la noche de un lunes, mi compañero y yo bajamos del tren dispuestos a comenzar nuestra aventura en Düsseldorf. No sabíamos que llegábamos en un horario donde los alemanes se preparan ya para ver una película o para ir a dormir. De hecho estaba oscuro por todos lados: no había ningún local abierto, ningún restaurante, y menos personas caminando por la calle. Así empezó mi Erasmus en Alemania. ¡Qué desesperación!
Necesitábamos alguna forma de encontrar alojamiento ¿O íbamos a pasar la noche durmiendo en la calle? Recorrimos un par de calles y nos cruzamos con jóvenes que salían de los bares que por supuesto no entendían nuestro precario alemán. En ese momento fui consciente de lo importante que es conocer el idioma. Por suerte, nos aconsejaron caminar unos metros más (con maletas incluidas) hasta llegar a un restaurante con hotel en el primer piso. Cuando llegamos estaban levantando las sillas, a punto de cerrar. ¡Llegamos a lo justo!
Las cosas simples
Poco a poco me fui instalando. Al principio me costó acostumbrarme al clima ya que muchos días nublados no son comunes en la ciudad de donde vengo. Sin embargo, empecé a maravillarme por la organización y la facilidad con la que se te dan las cosas en Alemania. Entre otras cosas, pude matricularme en la universidad, abrir una cuenta bancaria, tener un seguro médico y un apartamento pequeño para mí sola en la residencia estudiantil. Todo salió mágicamente sin complicaciones. Al cabo de dos semanas, ya estaba instalada por completo en Alemania.
Interacciones sociales
Se dice que los alemanes no son tan proclives a tener amistades y/o a la vida social. No estoy de acuerdo: a lo largo de Erasmus, he hecho muchísimos amigos alemanes, dispuestos a generar un vínculo de amistad más allá de las diferencias de cultura e idioma. Por el contrario, siempre se han mostrado abiertos a la novedad que yo les traía, generosos a la hora de ayudarme en situaciones en las cuales se me complicaba todo por el idioma, y siempre predispuestos para ir a tomar una cerveza cualquier día de la semana. ¡Muy buenos amigos!
Lo bueno, si breve…. no es tan bueno
Los 4 meses de mi Erasmus en Alemania se me pasaron volando. Entre las clases, las reuniones de intercambio de idiomas, las salidas con los nuevos amigos (alemanes y extranjeros como yo), los viajes por Alemania y los momentos de estudio y preparación de exámenes, no tuve tiempo casi de extrañar mi ciudad natal. Por el contrario, cuando estaba ya en el aeropuerto preparándome para la vuelta, comencé a tener una sensación en el pecho, casi de angustia, por dejar un lugar, un país, que me brindó mucho, para mi crecimiento personal y para mi experiencia de vida. Volví siendo distinta, volví con otros ánimos, volví madura. Y eso fue todo gracias a mi Erasmus en Düsseldorf.
Autor: Ana Ortega Carmona | Profesional en el extranjero | Perfil LikedIn
Gracias por leer nuestra entrada sobre el Erasmus en Düsseldorf. Si quieres saber más, ve a nuestra web TRADUCCIONES ABROAD 🙂