Faith (32) vino a España en 2004 desde Nigeria en busca un futuro mejor. Tras un largo camino, confiesa que en Córdoba sus sueños se han hecho realidad: amor, trabajo y felicidad. Esta es su historia de inmigración, y todo con la ayuda de un traductor jurado.
¿Por qué la inmigración a España?
A sus 17 años, Faith finalizaba sus estudios de Secundaria en Nigeria con la ilusión de iniciar la carrera universitaria de Económia. Sin embargo llegó la separación de sus padres provocando una enorme caída en la economía familiar. A partir de aquí, la vida de Faith dio un giro de 180º. Sus preocupaciones ya no eran “¿qué carrera estudio?” sino “¿cómo podría ayudar a mi famila?”. Eran 8 hermanos y tenían que ayudar a su madre. Finalmente, y tras las recomendaciones de su prima afincada en Barcelona, decidió inmigrar a España. Estaría lejos de su familia pero con la oportunidad de trabajar y poder enviarles dinero (situación en la que hoy se encuentran muchos españoles expatriados).
Nueva inmigración en Madrid
Llegó ilusionada y se instaló en casa de una amiga mientras encontraba trabajo, pero pronto llegaron las primeras dificultades. Le decían que se escondiese de la policía, que era ilegal, que necesitaba “documentos”… En Nigeria no existían esos documentos, allí “todos vivíamos como pajaritos al aire libre”, dice Faith. Así que decidió pedir ayuda en la Casa de Asilo, donde le dieron una tarjeta con el NIE para legalizar su inmigración. Recurrió a un traductor para todos los trámites y lo logró. Esto le permitió empezar a trabajar legalmente como lavandera en Madrid.
La suegra…
Y al cabo de 5 años (2004) conoció a un chico de Extremadura diez años mayor que ella con el que empezó una bonita relación. Estaban muy enamorados y felices, por lo que decidieron vivir juntos en un pueblo de Badajoz con la madre de él. Al principio, la madre acogió a Faith de forma cariñosa en su casa. En ese pueblo extremeño tampoco tardó Faith en encontrar trabajo como cuidadora y limpiadora. Todo iba sobre ruedas y su novio le pidió matrimonio y ella aceptó, tan sorprendida como ilusionada.
No sabía Faith que ese evento desencadenaría varios desastres para ella, ya que su suegra se transformó en un monstruo cuyo único objetivo era amargarle la vida. La suegra entraba en el dormitorio del matrimonio sin llamar, apagaba el termo mientras Faith se duchaba, le quitaba la sartén del fuego mientras cocinaba y cientos de maltratos más. Faith le propuso a su marido mudarse a otra casa, ya que podían permitírselo económicamente, pero este era contrario a la idea porque su madre lo amenazaba con desheredarlo.
Seguían por tanto con la madre de él, pero la convivencia se había convertido en un completo infierno. La suegra empezó a humillar a Faith públicamente con el objetivo de hacerla sentir inferior. Le corregía sus modales en la mesa cuando comían en sociedad, insinuaba que sólo debía usar ropa barata y en general la menospreciaba en todo. Dice Faith que fue ahí donde por primera vez se empezó a sentir como una negra en España. Entonces decidió divorciarse poniendo fin a esta etapa.
Regreso a Madrid
Volvió a rehacer su vida en Madrid y a menudo visitaba a su amiga íntima en Sevilla donde conoció el amor de su vida, un nigeriano guapísimo llamado Abraham (29). Fue en la Redemm Christian Church donde tuvo un flechazo: lo vió en el altar haciendo un discurso y pensó: “Este hombre va a ser mi marido”. Continuó la misa muy ilusionada, pensando en cómo acercarse a él, hasta que éste invitó a algunos voluntarios a subirse al altar para cantar, y ella subió. Abraham la felicitó por su voz y la invitó a frecuentar más a menudo aquella iglesia, pero Faith le comentó que no podría, dado que vivía en Madrid.
Faith estaba muy interesada en este hombre, pero sus esperanzas se acabaron cuando su amiga le dijo que él estaba casado y tenía dos hijos. Por esta razón, tenía que borrarlo de su cabeza. Entonces Faith volvió a Madrid y empezó una relación con otro chico.
Traicionada por su amiga…
Un día cualquiera, paseando por Sevilla se encontró por casualidad con Abraham: el destino volvió a cruzar sus caminos. Él se emocionó al verla, le dijo que la había estado buscando durante mucho tiempo, que le pidió su número de móvil a su amiga, pero que ésta no sólo se había negado a dárselo sino que además le habló muy mal de ella. Faith quedó en shock: su amiga íntima la había traicionado, ¿por qué? Nunca lo supo, prefirió no pedirle explicaciones y directamente la sacó de su vida. Abraham no estaba casado ni tenía hijos, por lo que Faith automáticamente perdió todo el interés en la relación sentimental que mantenía en aquel momento con el otro chico, e inició una nueva y maravillosa relación con Abraham.
El amor de su vida
Seis meses después, cuando parecía que todo era perfecto, deportaron a Abraham a Nigeria (Benin City), pues su situación de inmigrante en España no era legal. Faith y Abraham volvían a estar separado. Fueron cuatro años de interminables llamadas telefónicas y de sufrimiento por volver a estar juntos. Por fin Abraham consiguió regresar a España con un visado de trabajo, que pidió a un traductor pasar al español.
Reiniciaron su vida juntos en Córdoba, donde comparten piso con el hermano de Abraham y trabajan, él como obrero en una fábrica de aceite y ella en Procono. Sólo les quedaba finalizar su sueño: casarse.
La burocracia también fue un camino difícil. La primera vez que iniciaron los trámites para hacerse pareja de hecho no lo consiguieron por no tener sus documentos legalizados y apostillados. En febrero de este año (2015) retomaron el trámite y finalmente reunieron la documentación necesaria. Necesitaron un traductor para traducir sus documentos, pero lo lograron.
Su inesperada boda: el final feliz de una historia de inmigración a España
Faith presentó los documentos para solicitar el estado civil de “pareja de hecho” en la Delegación Provincial para la Igualdad y Bienestar Social de Córdoba, donde le dijeron textualmente “te doy cita para el martes 22 de septiembre a las 11:15”. Faith supuso que se trataba de una cita para firmar algún documento más, nunca habría pensado que la funcionaria la había citado para casarse.
Al llegar el día, ya en la Delegación, Faith se enteró de que se casarían en ese mismo momento. No se lo podía creer, para ella era un sueño que se hacía realidad, aunque no podía dejar de pensar en el vestido que tenía preparado para su boda, que no pudo ponerse por culpa del malentendido. Aún así, no podían estar más contentos. Pidieron un traductor para asegurarse de que todo fuera bien e hicieron la ceremonia. Salieron de la Delegación celebrando su amor con besos y abrazos, y Abraham al llegar a casa no podía dejar de cantar y bailar para expresar su felicidad.
Ahora Faith es más feliz que nunca, aunque no tenga mucho dinero dice que lo tiene todo, “la felicidad del amor es mayor que cualquier otra” dice. Ahora sólo les falta completar su nueva familia con un niño a quien darle cariño.
Gracias por leer esta historia de inmigración a España en nuestro blog 🙂 Si necesitas un traductor, escribe a TRADUCCIONES ABROAD 🙂